Porque donde está tu tesoro, allí también está tu corazón

Esta frase de San Mateo resonaba en mi interior hace unos días cuando, tras volver de unas vacaciones a solas con mi marido, me reunía con mis hijas. Tanto el tiempo de calidad y calma con él como abrazar a mis niñas a la vuelta llenaron mi corazón haciéndome sentir la mujer más afortunada del mundo…

Pero por suerte, y cada vez de manera más sencilla y plena, he descubierto que mi tesoro está en el amor por los míos y mi fe. Gozar de su cariño y luchar por darles lo mejor de mí. Ya lo tengo, no lo ansío porque es una realidad en mi vida. Y por tanto lo cuido, protejo y agradezco y es allí donde está mi corazón.

 

Estamos hechos de amor y por amor deberíamos movernos, porque sólo entonces nos sentiremos plenos y en paz. Tan simple y tan complejo.

Hacer el ejercicio de analizar cada cierto tiempo, dónde está «enganchado» nuestro corazón podría darnos mucha luz, para valorar qué ajustes sería bueno hacer en pro de ganar en autenticidad y verdad.

No esperemos a que la vida nos obligue a frenar en seco y reflexionar por causa de un enfermedad grave, un cambio brusco o la pérdida de un familiar o amigo. Empieza hoy a valorar lo que tienes y reorienta el timón todas las veces que sean necesarias cuando, como es lógico, se desvíe tu rumbo por cualquier motivo.

Que donde esté tu tesoro, esté tú corazón y viceversa ;). Nos leemos pronto.

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5 comentarios en “Porque donde está tu tesoro, allí también está tu corazón”

  1. Pues me parece que das en el clavo.
    El tipo de vida que llevamos nos dificulta el reflexionar sobre los temas importantes. Darnos cuenta dónde tenemos puesto, de verdad, el corazón, no es fácil. Ni tampoco lo es el descubrir que el sentido de la vida es el AMOR.

  2. Me parece que has dado en el clavo.
    El tipo de vida que llevamos todos, nos dificulta reflexionar sobre los temas importantes. No es fácil conocer, de verdad, dónde tenemos el corazón. Tampoco lo es, descubrir que el sentido de la vida es el AMOR

    1. La verdad es que es necesario detenerse para caer en la cuenta. Pero ya que tenemos esa capacidad, empleémosla. Aunque nos cueste esfuerzo. Muchas gracias por comentar, Francisco.

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