En la era de la obsolescencia programada, del usar y tirar, del «voy sin tiempo para nada», hoy vengo a hablaros del crecimiento del amor. Y de que éste puede hacerlo cada día sin límite.
Lo hago desde mi experiencia personal (ayer celebré 7 años de matrimonio) y después de haberlo comprobado en parejas de mi entorno más cercano, como son mis propios padres (38 años casados, nada más y nada menos).
Existe una idea generalizada de que el amor tiene fecha de caducidad. Y no tengo la menor duda de que esa creencia se debe a un concepto erróneo de lo que es el amor. Considero que este es el mismo motivo por el que tengo «pocas» amigas. El concepto de amistad, el de verdad, para mí tiene mucho peso e importancia y, de la misma forma que ocurre con el amor, es un tesoro que por su valor cuesta encontrar y conlleva esfuerzo conservar. Pero ello no quiere decir que hablemos de quimeras o ilusiones infantiles. Es real y es posible disfrutar de un amor del bueno para toda la vida.
Cuando aposté por mi marido, en ningún momento se me pasaba por la cabeza que nuestra historia pudiera terminarse. Obviamente (Dios no lo quiera) soy consciente de que todo es posible y que, aunque no me guste, aunque no es lo que deseo, las cosas pueden llegar a torcerse tanto que se rompan. Pero mientras tengamos en nuestra mano las herramientas para evitar que eso ocurra, pelearemos. Francamente dudo muchísimo que esto ocurra. Porque querer es poder y cuando dos se quieren de verdad, pueden con todo y para toda la vida.
Últimamente, me sorprende y entristece bastante cada vez que escucho a una pareja que supuestamente está profundamente enamorada y muy segura de «lo suyo» comentar sin pudor uno junto al otro: «no sabemos cuánto durará esto»; «no sé si le querré siempre»… Permíteme que piense que algo falla si tienes tan claro a diario que no pones la mano en el fuego por que tu historia permanezca y crezca. Llamadme romántica, pero para mí el amor, el de verdad, huele a eternidad.
¿Quizás se ha generalizado un pánico atroz a que nos hagan daño? ¿Queremos protegernos de lo que de antemano sabremos que acabará mal? ¿No estamos dispuestos a afrontar ningún reto ni dificultad? No creo que esto sea positivo. Algo no se está entendiendo bien…Y vaya por delante que me opongo a la idea de amor romántico de cuento de hadas que no ve más allá de noches con velitas bajo la luna y los paseos a caballo. Es vital ser muy conscientes a la hora de comprometernos de que las dificultades llegarán y evitar idealizar tanto a la otra persona como a la relación en sí.
No hablo de la inocencia de creer que a mí no podrá ocurrirme una desgracia (la ruptura de un matrimonio a mi parecer es de las más graves que podemos sufrir), sino de que, por el amor que siento por él y sé que él siente por mí, no contemplamos que esto acabe porque apostamos todo lo que tenemos cada día porque cuidar nuestro amor y resuena en nuestro interior aquella promesa que hicimos: «todos los días de mi vida».
La historia de amor de la que os hablo empieza por la fase del enamoramiento, que se asemeja mucho a la de «locura transitoria» y, con mimo y esfuerzo, culmina en la madurez, tras mucho evolucionar. He ido sintiendo como nuestro amor se iba transformando, yo me he adaptado a él y él a mí y ambos a nuestras circunstancias. Nuestra propia esencia sigue intacta, pero hemos ganado y perdido por el camino soltando todo aquello que nos sobraba y lastraba y adquiriendo nuevos «súper poderes» gracias a nuestra propia lucha personal y el apoyo y enriquecimiento que nos aporta el otro.
Serán muchas las ocasiones en las que fallemos e incluso dañemos al otro. Pedir perdón será absolutamente justo y necesario, pero el objetivo será siempre hacernos felices el uno al otro, pelear de la mano y construir una familia llena de amor.
Creo que no hay proyecto en el que valga más la pena darlo TODO. No lo dudes, el amor es lo que de verdad importa. Si estás pasando un mal momento, lucha, busca ayuda y apoyos.
Paso a paso día a día, no me canso de conversar y filosofar contigo y cada día y etapa es una nueva aventura apasionante. El empeño no cesará para que este amor siga creciendo de esta manera tan natural y «trabajada» al mismo tiempo ¡Gracias por tanto!
¿Cuáles son vuestros apoyos para sentir el crecimiento del amor? Contadme si os apetece. Nos leemos pronto.
Magnifica exposición de lo qué es el amor en el matrimonio.
La clave es alimentar ese amor, diariamente, con una voluntad activa por parte de los dos, y el saber perdonarse de verdad
Muchas gracias por tus palabras, Francisco. Y ánimo en tu propia pelea por cuidar tu amor ;).