Ya suenan las campanitas a lo lejos y las calles se llenan de luces y adornos. Parece que en el ambiente reina el buen rollo en general o lo que solemos llamar espíritu navideño. Es imparable. Se acerca la que para mí es la época más especial del año. Y como toda realidad intensa, no pasa indiferente: o te encanta o te espanta.
Personalmente me encuentro entre las fans de la Navidad. No me puede gustar más por distintos motivos. Especialmente por todo lo que conlleva el espíritu propio de este tiempo. Y creo que no podemos desaprovechar la oportunidad de sacarle el máximo jugo.
Hoy quiero hablarte sobre ello. Espero que encuentres ideas interesantes para exprimir estos días con la mejor de tus sonrisas. Pienso que todos los tips que voy a comentar son aplicables a cualquier persona, independientemente de que viva o no estas fiestas con sentido religioso. Basta con que busques la mejor versión de ti misma y de los tuyos cada día.
Además, me gustaría hacerte caer en la cuenta de que desde el momento en que nos convertimos en madres todo lo que hacemos influye en nuestros hijos, para bien y para mal. Y por supuesto jugaremos un papel importante a la hora de crear sus recuerdos y aportarles experiencias positivas y enriquecedoras en su vivencia de la Navidad. Será también una gran ocasión para trasmitirles valores y enseñanzas importantes para su formación como personas.
Espíritu navideño y actitud ante estas fiestas.
Como ya he dicho, aunque el origen de la Navidad es cristiano, si no lo eres, también es un tiempo para ti. En casa lo somos. Para nosotros estas fiestas tienen un sabor muy pero que muy especial. Es indudable que las personas somos una unión de cuerpo y alma. Esta época ayuda a renovar el espíritu y sacarle brillo a esos valores que podemos tener un poco sepultados con motivo de las prisas del día a día, el egoísmo, el rencor, el dolor…
Además, el hecho de que se acabe el año nos facilita hacer balance del pasado. De aquellos proyectos, sueños y propósitos de cambio y mejora que han salido bien. También de esos golpes, caídas, malos momentos, que quizás queramos olvidar. Pero que sin duda debemos encauzar para aprender, fortalecernos, enriquecernos…
Por supuesto es también momento de mirar hacia delante con esperanza. Sentarnos a elaborar nuestra lista de deseos para el año que comienza desde ese folio en blanco pero cargado de ilusión. ¡Qué ejercicio mental tan positivo!
La clave de estos días es hacerse niños de nuevo. Las que tenemos la suerte de tener peques en casa lo encontraremos un poco más fácil. Déjate ilusionar y sorprender por los detalles que tus seres queridos tienen contigo. Aprende a ser feliz dando. Disfruta con la emoción de buscar ese regalo para cada uno de los tuyos sabiendo que les encantará. Observa a tu alrededor. Saborea cada detalle. Disfruta de la decoración de las calles, casas, tiendas… Adorna tu hogar para celebrar como merece la ocasión que el amor está vivo, que el amor vuelve a nacer. Que somos «ricas» en lo verdaderamente importante en la vida.
Pero no podemos negar que la Navidad también tiene sus sombras. El consumismo nos afecta a todos si nos dejamos llevar. Muchas personas ven acrecentadas sus penas y soledad estos días por no tener la dicha de compartirlos con nadie. O acusan especialmente la falta de algún ser querido que ya no está. Las reuniones familiares «forzosas» terminan a veces como el rosario de la aurora…
Por todo ello, a continuación voy a darte una serie de ideas sobre aspectos que considero que deberían integrar nuestro espíritu navideño. Creo que si nos proponemos «trabajarlos» y reflexionar sobre cada uno, daremos un salto hacia delante en enriquecimiento personal. Y, sin duda, estas fiestas no pasarán para nosotros y los nuestros sin pena ni gloria.
GRATITUD
Habitualmente nos sale más fácil la queja. En mi caso admito que con mucha más frecuencia que la que me gustaría. Da gracias por todo lo que tienes tanto en tu interior como a las personas con las que compartes tus alegrías. A tu marido por ser tu mejor compañero de vida. A tus hijos por llenarte el corazón. A tu madre, a tu padre, a tus abuelos, a tus amigos, a tus vecinos, ¡¡a la vida!! Díselo. No cuesta tanto. Siéntelo.
Repasa los motivos por los que dar gracias. Seguro que te sale una lista mucho mayor de lo que pensabas y que reconforta tu alma. Haz limpieza en tu interior. De tanta queja y preocupaciones que en muchas ocasiones ni siquiera tienen importancia, pero que hacen mucho ruido y nos distraen de lo que sí vale la pena. Agradece incluso ese regalo que te sabe a poco o incluso te espanta. Esa persona pensó en ti y ése ya es un gran presente.
Si no estás pasando por un buen momento sana tu corazón saboreando todo aquello que sí va bien.
¿Y qué tal si enseñamos a nuestros pequeños a ser agradecidos, a valorar lo que tienen? Hazles conscientes de que no todos los niños corren su misma suerte. Y que disfrutar de regalitos y de vivir estos días en familia es un gran privilegio. Procura no abrumarle con muchos regalos. Mejor pocos pero con magia.
SOLIDARIDAD
Tanto éste como el resto de valores que estamos repasando deberíamos ejercitarlos a diario. Pero si no es así, procura al menos sacarles brillo en este tiempo. Menos es nada… No estamos solos en este mundo. Sin hacer demasiado esfuerzo encontraremos a nuestro alrededor al que necesita ayuda.
Siéntate y piensa cómo puedes hacerle más fácil y llevadera la vida a los demás. Empezando por los tuyos y continuando por aquél que ni siquiera conoces. No hay excusas. Multitud de ONGs y organizaciones preparan iniciativas en las que poder colaborar. Cáritas, recogida de alimentos…
A ser posible haz partícipe a tus hijos de esto. Anímales a donar juguetes que no usan. O incluso que les guste pero que no pasaría nada si se desprendieran de él. Y más sabiendo que en breve los Reyes Magos traerán novedades.
Quizás podríais comprar alguno bonito que pueda hacer feliz a cualquier niño que lo necesita. Será un gran aprendizaje para ellos. Llévatelo contigo a comprar y donar alimentos para quienes pasan necesidad. Os aseguro que siendo muy pequeños son capaces de empatizar muchísimo con quienes sufren.
Mi hija de 3 años me dio una gran lección cuando al ver una persona sin hogar sentado en una plaza al que nadie miraba a la cara, me preguntó qué hacía ahí. Cuando intenté explicarlo me respondió desconcertada que cómo es que la gente no le daba una casita. Difícil dar respuesta…No pasemos indiferentes…Aprendamos de los niños que todo lo ven. Con los ojos del cuerpo y los del corazón.
GENEROSIDAD
Muy relacionado con el punto anterior. Redescubre la alegría de entregarte. Sé el motivo por el que muchos sonrían y recuerden esta Navidad como la mejor de sus vidas. Lo tengo comprobado. Cuanto más hincapié hago en este aspecto más realizada me siento.
Esto no implica olvidarse de una misma y de las necesidades que todos tenemos. Tarde o temprano estallaríamos y nos robaría la alegría. Pero sin duda, trabajar por hacer más amable el día a día al resto enriquece el corazón de cualquiera.
ALEGRÍA
¿Qué tal si sonreír por dentro y por fuera pasa a ser una de nuestras prioridades? La vida pasa volando y no podemos perder el tiempo en rencores y amarguras estériles. Repasa los motivos. Disfruta de cada momento junto a los tuyos. De las celebraciones, de los preparativos… Canta villancicos a pleno pulmón. Baila como si no hubiera mañana. Envuelve bonito tus regalos. Decora la casa de manera que se note que estamos de fiesta en todos los sentidos.
No todo son los regalos. Crea momentos cargados de alegría mediante la organización de planes especiales para toda la familia. Una ruta de belenes por la ciudad, una meriendita de chocolate con churros, una tarde de juegos en casa de los abuelos, una peli chula en el cine, preparar el belén y el árbol, elegir nuevos adornos…
Algo tan sencillo como conservar la costumbre de enviar un bonito christmas escrito a mano, se agradece muchísimo y es una alegría para quien lo recibe.
Intenta que las penas o tristezas pasen a un segundo plano y que la alegría de estos días les robe protagonismo. No se trata de vivir como si todo fuera perfecto en una especie de inocencia inmadura. Consiste en buscar todo aquello que alegra el corazón y que hace que hasta la peor de las desgracias pueda sobrellevarse con fuerza e ilusión por un tiempo mejor.
PAZ
Es muy común que en las celebraciones familiares también surjan roces. No nos engañemos. Puede que te toque compartir mesa con ese primo/a o esa cuñado/a que no te cae muy allá. Con el que te resulta cargante y al que no te apetece ver. En ocasiones es inevitable.
En esos casos focaliza tu atención en lo que te hace feliz. Aprende a convivir sin entrar en debates absurdos e incluso provocaciones. Sonríe y pasa de largo. Cambia de tema y evita la ocasión en la que sabes que vas a encenderte. Procura que al menos en estos días la paz reine y no haya lugar a enfrentamiento. Te sentirás satisfecha y fortalecida si lo consigues.
Vale la pena intentarlo. Pero si no lo consigues y lo ves oportuno, pide disculpas y sigue tu camino. Tampoco está de más. Rectificar es de sabios y te honra. Esperemos que no surjan muchos de estos momentos. Pero si te ocurre estoy segura de que sabrás reconducirlos con elegancia.
Por otra parte, busca dentro de ti que aspectos impiden que te sientas en paz contigo misma. Ponles solución. A veces sólo necesitarás reordenar tu escala de prioridades, relativizar. Otras requieres tener una conversación con esa persona. Quizás necesitas pedir ayuda. Eso que tanto nos cuesta a las madres.
A lo mejor es un buen momento para sentarte con tu marido y analizar qué aspectos impiden que haya paz en la familia y cómo podéis poner remedio. O incluso puede que sea preciso acudir a un profesional por determinadas heridas que tardan demasiado en sanar. Hazlo ya, no esperes a mañana. Reconcíliate contigo misma y permítete ser feliz.
AMOR
Quien más, quien menos tiene el privilegio de amar y ser amado. Renueva este sentimiento estos días y limpia en tu interior todo aquello que te entorpezca para amar sin medida. Es la mejor de las locuras de esta vida. Enciende el corazón y afronta el nuevo año con ganas. Procura que de nuevo el amor sea el motor de tus días. Desde mi punto de vista, si no es así, la vida no tiene sentido.
SENCILLEZ
Otro de los fundamentos de la Navidad está en que nos demos cuenta de lo verdaderamente importante. De lo poquito que realmente «necesitamos» para ser felices. Cada año la lista de «cosas» que pido va menguando. Y no porque me haya vuelto una mujer ajena a este mundo o porque no haya mil cosas que me apetecería tener. Sino porque cada vez soy más consciente de que lo importante no está en el tener sino en el ser. Porque con lo que ya poseo y hace de mí quién soy me siento absolutamente privilegiada y «rica».
Hagamos un esfuerzo por no sucumbir demasiado a los cantos de sirena del consumismo. Es indudable que a todos nos afecta y nos creamos necesidades que realmente no lo son. Pero con un poco de empeño centraremos nuestra ambición en lo importante.
En este punto, como os comentaba antes, puede ser una buena idea enseñar a nuestros hijos a valorar lo que ya tienen. Que no hagan depender su felicidad de poseer muchas más cosas. Creo que es acertado exprimirse el cerebro para buscar regalos «con alma». Esos que nos enriquecen por dentro, nos hacen disfrutar, nos vienen bien para cubrir una necesidad o para cultivar un hobbie. En este sentido os recomiendo que leáis este artículo que me gustó muchísimo y que puede orientaros a aplicar esta idea: «La regla de los cuatro regalos para Navidad».
Acostumbra a tus peques a ser felices con pocos regalos. Los niños son sencillos por naturaleza. He visto como mis hijas casi «despreciaban» una tonelada de regalos que recibían por parte de sus abuelos o sus tíos. Precisamente porque son tantos los estímulos de golpe que son incapaces de disfrutarlos o manejarlos.
Y de la misma manera, he presenciado que un detallito sencillo y simple que se les hacía en un momento dado iluminaba sus ojitos y le aportaba horas y horas de juegos y entretenimiento. Trabajemos la sencillez del corazón. Luchemos porque nuestro objetivo esté en valorar lo que tenemos y no tanto en anhelar lo que supuestamente «necesitamos».
ESPERANZA
¿Qué sería de nosotros si no nos acostáramos y levantáramos con la fuerza de la esperanza? En ocasiones el desánimo nos puede. No dejes que ese sinsabor se prolongue en el tiempo. Renueva tu lista de proyectos, ilusiones y deseos. Como una niña que se sienta a planificar su carta para los Reyes Magos.
¿Qué puedes hacer para mejorar? ¿Cómo podéis conseguir que vuestra familia marche mejor? ¿Qué proyectos te harían feliz? ¿A qué aspiras para el nuevo año? Sueña alto, sueña bonito y lucha cada día con ilusión y esperanza por alcanzar tus metas. ¡Vale la pena!
MAMÁ NAVIDEÑA
Una vez más en nuestras manos está contribuir a que nuestros hijos atesoren momentos felices, crezcan en todos los sentidos y renueven su ilusión por vivir. ¿Qué Navidad quieres para ellos? ¿Qué recuerdos quieres que tengan de estos días cuando crezcan y miren atrás?
Yo lo tengo claro. Que para ellos, como para mí, su familia sea su gran tesoro. Ese «lugar» dónde se sienten reconfortados y queridos y donde de verdad apetezca estar. Me gusta trasmitir a mis hijas las preciosas tradiciones que a su vez mis padres me donaron a mí. Y así espero que ellas deseen hacer con sus hijos el día de mañana. Como si de una cadena de amor se tratara y que continúa fuerte de generación en generación.
El año pasado por estas fechas te contaba cómo vivía mi Navidad durante la infancia y precisamente así me gustaría que mis hijas recordaran estos días dentro de unos años.
Lo dicho, pongamos todo nuestro empeño para que verdaderamente esta Navidad conserve la esencia de lo que en realidad supone este tiempo. Quizás no sea la mejor o la más idílica. Pero es nuestra Navidad, nuestra feliz y auténtica Navidad. Vale la pena luchar por ello.
Me emocionó lo que has escrito, mi mente divagaba cuando yo era pequeña. Hoy vivo diferente la navidad, porque estoy fuera de mi país viviendo en otro sitio que me acogió. Somos cuatro personas, aunque una ya se emancipó. Pero bueno, así es la vida. La navidad para mi, era un sentimiento hermoso, aun lo sigue siendo, pero cuando eres chica, piensas como niña y creo que lo disfrutas más. Wow me hiciste poner sentimental.
Besitos
¡Me alegro de haberte traído buenos recuerdos! Es cierto que con el tiempo las circunstancias cambian o incluso puede que vivamos navidades sin niños a nuestro alrededor o en situaciones difíciles. Pero eso no debe impedirnos disfrutar de los sentimientos propios de este tiempo. Y no debemos desaprovechar la oportunidad de que la Navidad vuelva a iluminar y enriquecer nuestro corazón. Te deseo lo mejor en estos días!! Gracias por comentar. Besos