Skip to main content

El amor que quiero seguir cuidando en 2016

   ¡Muy buenas! Ya estamos por aquí de nuevo. Os escribo haciendo parones constantes, con las dos peques malitas reclamando mimos y atención a cada instante. Pero… ¿qué sería de mi vida sin este caos maravilloso? Los que me seguís por instagram (@amareselmotor) y otras redes sociales, estaréis al día de nuestras aventuras durante estos días. Allí publico casi a diario. Encontraréis imágenes y vivencias que me han inspirado, ideas de moda y decoración, reflexiones sobre el amor y la maternidad…

   Mi marido acaba de salir por la puerta, feliz y bien guapo, con el chándal nuevo que le trajeron sus majestades de oriente. Se ha ido a correr, a desfogar…Pero no os engañéis, no es ningún «señorito». Previamente ha cumplido y nos ha hecho una comida de rechupete con la Thermomix (invento genial donde los haya). Porque sí, queridos lectores, en esta casa el «cocinillas» es él. Y a mí eso me encanta y me resulta tremendamente atractivo.

hombre-cocinando

   Otro día os hablaré de cómo nos repartimos las tareas en este hogar. De cómo aquí todos «arrimamos el hombro» y  de cómo este proyecto de conseguir una vida feliz en familia lo protagonizamos cada uno. Ese es el secreto de nuestro éxito, además de que, por supuesto, cada día buscamos que amar sea nuestro motor.

919b3746e8c6615170a77030bd752380

   AMAR, de esto vengo a hablaros hoy. ¡Qué bonito concepto! pero ¡cuánto sufrimiento nos provoca a veces! ¡cuántas dudas e incertidumbres! ¡cuántos quebraderos de cabeza! Junto con la maternidad y la libertad creo que son las grandes vivencias y experiencias de nuestras vidas y las más contradictorias en sí mismas. Sin duda nos pueden permitir disfrutar de las emociones más intensamente hermosas. Pero también serán las mayores fuentes de sinsabores…Podría hablar largo y tendido del amor en el matrimonio, pero vamos a intentar ir concretando y dando forma a algunos temas que os puedan interesar.

14354ae3ffcef5f8755741ae8d7729cb

   Entre vosotros habrá lectores que estén en racha y armonía matrimonial. Por desgracia, otros se hallarán en plena crisis.  O quizás en un «ya veremos» o en un «necesito tiempo». También puede que se paseen por aquí aquellos entre los que la rutina empieza a aburrir terriblemente.  Y los que, sin novedades al frente, piensen que su vida es sosa pero «es lo que hay»… Pues bien, quiero compartir con todos vosotros como enfocamos el amor en nuestro matrimonio mi marido y yo. Aquél que es el eje de nuestra felicidad y sobre el que se sustenta nuestra familia. Desde luego no soy quién para dar lecciones de nada. Pero si a nosotros nos funcionan, no quiero dejar de compartir unos aspectos que puedan serviros de ayuda y haceros la vida más fácil.

aec00494bde292e38cbcd9740a70b339

   Está claro que el verdadero amor es un «ser vivo» y, como tal, ha de evolucionar y requiere cuidados. Nace, crece, se reproduce y, más que morir, diría «continúa». Como ese final de las películas que anuncian que habrá segundas partes. Porque, si el amor ha sido auténtico y sano, no muere con sus principales protagonistas. Por el contrario, deja huella en este mundo por el bien que ha aportado al entorno y la sociedad. También en su caso, por los hijos que han sido fruto del mismo, que a su vez se convierten, en virtud de ese amor bien enfocado, en bellas personas que continúan haciendo de este mundo un lugar donde valga la pena vivir. Además dejará huella el recuerdo, el ejemplo, que supone una valiosísima enseñanza para quienes fueron testigos del mismo… Si esto no ocurre, permitidme que dude de que sea verdadero amor.

ca7a7d2b21dedba7bd45e0b98a48307a

   En fin, tras este rollo filosófico que os he contado entro en materia…No sé si es por causa del inicio de un nuevo año pero no puedo evitar hacer balance y tomar el pulso de «lo nuestro». Me emociono y siento paz al observar que este amor nos ha hecho madurar como personas y está en constante progresión. Además, a pasos agigantados pero sin acelerones, sin forzar, con toda naturalidad…Ninguno da lecciones al otro, sólo nos queremos. Y cuando quieres a alguien buscas constantemente su bien y su felicidad. Y ¿por qué no ayudarle a sacar lo mejor de él? No se trata de disfrazar a la persona de alguien que no es. Tampoco de forzar su naturaleza o su esencia para que sea como a ti te parece. Consiste en quitar «la paja», los pesos que enturbian y dificultan que luzca la belleza de ese ser en todo su esplendor. SACAR A FLOTE LA MEJOR VERSIÓN DE SÍ MISMO. Y ésta es una labor de todos los días, de pasito tras pasito.

8d7c5c133277abbccd9de23947912015

   Para esto es básico la COMUNICACIÓN, en el más profundo sentido de la palabra. Cada día me doy cuenta mirando a mi alrededor que nuestro caso, lo que a nosotros nos resulta tan obvio y natural, empieza a convertirse en una excepción. Es vital hablar durante horas, expresarse, «desnudarse» ante el otro, darse a conocer, trasmitir lo que sentimos, lo que nos duele, lo que nos ilusiona, lo que soñamos, lo que nos da miedo…Si no, todo ese crecimiento del que os he hablado es imposible. Creo que ésta debe ser la principal tarea del noviazgo y por supuesto mantenerse el resto de la vida una vez casados. Buscar el momento, todos los días. Apañárselas para tener ese tiempo para los dos, por pequeño que sea (lo importante es la calidad; de cantidad de tiempo no siempre se dispone). Ese momento que permita mirarse a los ojos, desahogarse, vislumbrar en el rostro del otro como se siente, qué día lleva…Y si esto supone ignorar el reloj, caer en el «desorden» de acostarse tarde, apagar el móvil y la televisión, no estar para nadie más…bendito sea. Será, sin duda el tiempo mejor empleado. Esa comunicación diaria no ha de ser necesariamente profunda, sentida, la de «arreglar el mundo»…Puede consistir en un rato de risas, de compartir las anécdotas locas de la jornada, de organizar la agenda de la familia. Incluso, ¿por qué no? de cotilleo sano.

ac4a447191f781e34dc558ab3293f42a

   Y estrechamente ligado con esto está la EMPATÍA. Cuando tienes claras cuáles son las diferencias entre tu marido y tú a la hora de enfocar un asunto, de asimilar una vivencia, de encauzar un sentimiento, etc. te ahorras muchísimos quebraderos de cabeza. Voy a descender a lo concreto para que entendáis a qué me refiero. Desde el inicio de nuestra relación, cuando comenzamos nuestro noviazgo, me di cuenta enseguida de que cuando le preguntaba cómo se encontraba, qué tal le había ido el día o cómo estaba afrontando alguna situación difícil que atravesara, solía contestarme con monosílabos (sí, no, bien, mal, bueno…). Le costaba horrores abrirse. Sentía un pudor enorme e incluso pereza ante la opción de describir sus sentimientos. Por el contrario, en mi caso, ante una pregunta de mero trámite, como un simple «¿qué tal?», podría redactar una novela de infinitas páginas. Y además, al poco de comenzar a narrarle con todo lujo de detalles mis vivencias del día su cabeza echaba humo…¡qué difícil se le hacía mantener su atención y escucharme de verdad cuando me dilataba más de lo debido!

   Es absurdo generalizar en estos supuestos porque cada persona es un mundo. Hay hombres tremendamente sentimentales y que necesitan un desahogo constante y mujeres más introvertidas a las que no les gusta abrirse y describir sus pensamientos más íntimos. Pero creo que me entendéis cuando hablo de esas diferencias entre hombres y mujeres a la hora de afrontar el día a día de una relación. No os quedéis con el ejemplo concreto, es algo mucho más profundo, que se manifiesta en cada pareja de manera distinta; aunque hay patrones que generalmente suelen repetirse. Pienso que estas diferencias, si se enfocan bien, hacen que la suma de tú y yo sea perfecta y el «puzle» encaje de maravilla.

e911958799b706832f5c2ddab6202d15

   Otro ejemplo es que él no solía ser nada romántico. Le resultaban ñoñerías todos los corazoncitos y cursiladas «made in San Valentín». Y por el contrario yo siempre he sido una romántica empedernida. Como ya os he dicho, estas diferencias pueden ser enfocadas como verdaderos obstáculos en la relación que dificultan el entendimiento o, si son bien conjugadas, ser ingredientes que aporten ese sabor especial que contribuye a que el amor goce de buena salud.

   Además de que el paso del tiempo y la correspondiente maduración personal de cada uno ayudan, estas situaciones no sólo no nos han distanciado sino que son ocasiones en las que nos demostramos lo mucho que nos importamos. Yo le he ayudado a que pierda el miedo a expresar lo que siente y que incluso encuentre el lado positivo al desahogo que supone y lo agradable de sentirse comprendido, acompañado y escuchado. Además, ha encontrado un factor altamente satisfactorio que consiste en que, gracias a que me cuenta lo que le ocurre, puedo aconsejarle o darle mi visión del asunto y en muchas ocasiones encuentra puntos de luz interesantes o salidas que jamás habría pensado y que suponen el desenredo de una situación que le ahogaba. Por mi parte, si veo que le estoy contando una «película de vaqueros», está cansado, y no me va la vida en ello, intento sintetizar un poco y no bajar tanto al detalle. Y todo esto sin que él deje de ser más pudoroso que yo a la hora de expresar sus sentimientos ni yo deje de ser un «lorito parlante» cuando se me pregunta cualquier cosa. Simplemente, conservando nuestra esencia personal nos hemos adaptado el uno al otro.

d002f7d243b5177075f503709ee5ccf0

   Y en cuanto al tema del romanticismo. Yo he rebajado mis expectativas de sentirme como la protagonista de una película de Hollywood y él le da vueltas a su cabecita cada año para encontrar detalles que me puedan hacer ilusión. Hace el esfuerzo de buscar cómo sorprenderme aunque para él todos los días sean iguales y considere que cualquier ocasión es buena para recordarme que me quiere. Yo me siento tremendamente afortunada, porque, además de un amor que constato cada día, recibo esos detallitos por su parte también en fechas señaladas, en las que hace tanta ilusión que haya pensado especialmente en ti. Y él disfruta de comprobar lo feliz que me hace y la cara que se me pone al sorprenderme…En fin, puro juego, magia, química, equilibrio…Para mí en esto consiste el amor.

   Asumir las diferencias que se dan entre nosotros como ocasiones para demostrarnos que nos queremos. Buscar la fórmula para que mi forma de ser no sea un problema para el otro sino que termine siendo una pieza que encaja a la perfección en su día a día. Intentar no ser injusta analizando las situaciones y vivencias sólo desde mi punto de vista, desde mi forma de sentir. Tener en cuenta que él las mira desde otra perspectiva y que sólo si me pongo en su lugar y miro desde sus ojos podré entenderle.

romance

   En todo este juego por supuesto que hay momentos de flaqueza, de dificultad…Aquellos en los que uno está más cansado y no logra ser tan hábil en la gestión del nosotros. Es entonces cuando entran en juego otros elementos que para mí son esenciales para que esta «locura» funcione: PERDONAR y PEDIR PERDÓN. No sé qué es más difícil…Pero es fundamental. Cuántos matrimonios se rompen por incapacidad en este sentido…Qué importante es que no te pueda el orgullo. Respirar hondo…No tirar por la borda toda una vida de amor, por la torpeza de un día. No dejar morir algo que vale tanto la pena sólo por «la satisfacción» de irte a la cama pensando que te has salido con la tuya. Que tú, sólo tú y nadie más que tú tiene la razón…Hay momentos en los que se sufre. Bien porque él mete la pata hasta límites insospechados y ni siquiera tiene el arte suficiente para disculparse en el momento y de la manera adecuada. O bien somos nosotras las que nos equivocamos. Nos puede la situación y hacemos daño. Quizás por cansancio excesivo, frustraciones, hartazgo de pasarnos el día haciendo interminables malabarismos para que todo funcione y que parecen invisibles…

   Pero ¡qué importante es el perdón!. He oído muchas veces el consejo de no irse a la cama si hay algún asunto que resolver, que no se ha hablado, del que uno no se ha disculpado. No comparto esta idea, porque pienso que parte fundamental de perdonar o pedir perdón es que la persona esté «en frío». Si estás rabiosa, incandescente, harta, enfadada…dificilmente vas a dirigirte correctamente a la otra persona y ni siquiera encontrarás las palabras adecuadas para expresar lo que sientes, para llegar a un entendimiento. Y si ese «enfriamiento» requiere que transcurra toda la noche, bendita sea. Eso sí, en este aspecto también es importante el equilibrarse. Tampoco es aconsejable que transcurra mucho tiempo para sentarse a hablar, porque si no la discusión o el conflicto perderán su razón de ser. El darle demasiadas vueltas harán que todo se desvirtúe y quizás se abra paso al rencor o el victimismo (de los cuales hemos de huir como de la peste). Además, caes en el peligro de que a tu marido se le olviden los detalles de lo que ha ocurrido. Muy común entre muchos hombres que «viven al día»…Cosa que te hará enfadar otra vez. O puede que se instaure entre vosotros la acostumbre de que, aunque ocurran situaciones desagradables, se corre un tupido velo y «aquí paz y después gloria»…Desde luego no es divertido sentarse a hablar de lo que no va bien, pero es vital si queremos que todo marche y que no se vaya haciendo una bola de rencillas pasadas sin resolver. No permitas que esto ocurra. Es importante coger el hábito de tratar con mimo toda situación que os distancie u os haga daño. Porque lo vuestro es importante, porque vale la pena, porque vuestra felicidad y vuestra familia está en juego, vale la pena cuidar ese amor como merece.

1cd9220a91539d1ecb88fdedc0979479

   Y hasta aquí el «resumen» de lo que para nosotros son las claves, los ejes, sobre los que gira y se sustenta nuestro matrimonio. Indudablemente hay muchos otros elementos que nos ayudan a que todo fluya. Pero sería interminable este texto si os los expusiera, porque el amor está hecho de muchos detalles pequeños. Pero tenía que sintetizar (aunque ya os he comentado que me cuesta, jeje). Espero que os sirvan de ayuda. Cada pareja es un mundo y a cada uno le funcionan sus propios «trucos» pero creo que son elementos necesarios en toda relación de amor del bueno, del de verdad. Estaré encantada de leer vuestras opiniones, vuestros comentarios y sugerencias en cuanto a otros aspectos que os ayude en vuestro caso. Que este año sea maravilloso para todos. Uno de mis principales objetivos, si no el más importante, es que este amor siga creciendo así de fuerte. ¡Confío en que lo consigamos!

Si te ha gustado este post compártelo

2 comentarios en “El amor que quiero seguir cuidando en 2016”

  1. Primero de todo: qué gusto leerte de nuevo!!! Y segundo: estoy totalmente de acuerdo con todo, absolutamente todo, lo que pones. Es fundamental buscar momentos únicos, aunque sean 2 minutos al día, tener empatía con el otro, hacerle ser mejor persona, etc. Mis padres siempre nos dicen que el primero siempre será el marido y después los hijos. Y yo siempre añado que mi marido es el pilar fundamental de esta familia. Qué haría yo sin el ;-). Muchos matrimonios «fracasan» por no cultivar el amor que un día les unió y por dedicarse 100% a los hijos «abandonando» el trato al marido o mujer. Yo creo que en esa línea lo estamos haciendo bien pero hay que cultivarlo todos lo días. Y con respecto a lo que dicen de no irse a la cama sin perdonarse, yo lo intento siempre. Entre otras cosas porque si no nos perdonamos yo duermo fatal y al día siguiente me levanto todavía más distante y no puede ser. Pero es cierto, como bien dices, que a veces en caliente es complicado y es preferible dejar una noche de enfriamiento aunque en mi caso siempre preferiré arreglarlo antes. ;-). Un placer leerte de nuevo!! Muchos besos!!

    1. Hola guapa! cuánto me alegro de que te haya gustado este post. Aunque las que consideramos que el amor es lo más importante procuramos tener muy presente todo esto a diario, viene muy bien que nos «refresquen» de vez en cuando nuestras guías. A mí misma me ha ayudado sentarme a pensar y ponerlo por escrito.
      El aspecto que destacas de tener al marido como prioridad con respecto a los hijos considero que es uno de los grandes campos de batalla, sobre todo para las madres. Y especialmente en los primeros años de vida, cuando nuestros hijos dependen tanto de nosotras y el instinto maternal más salvaje está a flor de piel. ¡Qué difícil es tener esto claro y ponerlo en práctica! Y al mismo tiempo ¡qué importante! Está claro que el regalo más grande que podemos hacer a nuestros retoños es crecer en un ambiente en el que mamá y papá se quieren, se respetan y van a una. Y en cuanto a lo de no acostorse sin arreglar una trifulca, desde luego, en teoría es lo ideal. Pero como yo soy muy realista, humana y pasional, no puedo olvidar ser muy consciente de que más vale que pasen unas horas sin hablarnos que meter la pata y hacer un daño mayor por querer correr de manera rígida para cumplir con esta premisa. Pero vamos, cada uno es un mundo y a cada uno le funcionan unos aspectos u otros. Te mando un besazo y te felicito por la buena salud de «lo vuestro». Qué afortunadas somos!! qué siga así! Nos leemos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Suscríbete a mi blog
Recibe mis últimas entradas en tu correo electrónico.