Mi marido no me regaló nada por Reyes y hoy estamos más unidos

Mi marido no me regaló nada por Reyes y hoy estamos más unidos. Sí, como lo leéis. En este momento nuestro amor es más auténtico, se ha enriquecido y fortalecido. No me he vuelto loca. Os matizo y cuento exactamente lo que ocurrió y lo entenderéis perfectamente.

Dicho sea en primer lugar, cuento con la autorización del caballero para contar este suceso. Si no, jamás lo compartiría por aquí. Pero sabemos que puede ayudar y nos hemos animado a escribir sobre esto.

Lo cierto es que habíamos acordado previamente que así fuera: este año sólo recibirían regalos las niñas. Como sabéis los que me seguís más de cerca por redes sociales, recientemente nos hemos comprado una casita que aún está en construcción y que hemos de decorar y amueblar por completo, con los consiguientes gastos que esto conlleva.

Además, por diversos motivos,  hemos tenido que afrontar otros desembolsos importantes últimamente y digamos que no estaba la cosa como para tirar la «casa por la ventana» (nunca mejor dicho).

Por otra parte, él lleva una temporada con un pico de trabajo importante. Se dedica al marketing digital y es uno de los sectores que, gracias a Dios, lejos de haberse visto perjudicado por la crisis actual, se ha revalorizado.

Por tanto, el estrés llama a su puerta, a pesar de que hago y hace lo posible para mantener el equilibro y conciliar con su rato de deporte, de familia, de descanso, horarios razonables…Pero el mundo «freelance» tiene lo suyo…

Por si fuera poco, estamos durmiendo peor porque la chiquitina suele despertarse con frecuencia por las noches y amanecemos un poco resacados. Todo esto bien mezclado en una coctelera, además de los ingredientes de forma de ser y ver la vida explica lo que ha sucedido.

 

Tampoco puedo obviar que me he casado con un navarro. Buena gente donde los haya, pero no muy dado a «florituras». Ya me entendéis… Cuando se lo propone y la situación es un pelín más favorable que la que nos embarga ahora mismo, es capaz de currarse las mejores sorpresas. Pero si está agobiado, como es el caso, va a lo esencial. Cosa que me parece muy sensata, aunque, a veces, las románticas y «complicadas» como yo, echemos a priori de menos esos detalles especiales.

Por otra parte, su «sí» es «sí» y su «no» es «no».  Y si habíamos acordado que no había regalos, sencillamente para él, no los había. Cosa lógica también, pero, como os contaba en el último post de Instagram, aunque lo habíamos hablado, es de esas promesas que una cree que no debe cumplir. Algo así como una «mentirijilla piadosa». Y por supuesto yo la desobedecí 😉

Vayamos al grano…Llegó la mañana de Reyes, ilusa de mí, me dirigí al salón como una niña más a buscar mis regalitos y cuál fue mi «chasco-sorpresa» cuando vi que no había absolutamente NADA, salvo lo que me había autorregalado para que lo vieran las niñas.

Y aquí he de hacer otro inciso. Tanto los días previos como posteriores, me fui de rebajas con amigas y compré cositas chulísimas, me inscribí en un curso que me ilusiona muchísimo y es tremendamente útil para mi trabajo, me he apuntado en la autoescuela para realizar prácticas de conducir de «reciclaje» para superar mi miedo o ansiedad al volante, estoy decorando la casa a mi gusto…

Vamos, que no puedo precisamente quejarme. Pero, a pesar de todo, creo que en general a todos nos gusta que se acuerden de nosotros de manera especial en estas ocasiones. No esperaba nada de valor. Una simple velita aromática me hubiera requeteencantado y, sobre todo, el factor sorpresa, detalle, tiempo, cariño, creatividad…

Tras el chasco y «semienfado» inicial, gestioné mis emociones lo mejor que pude, disimulé un poco delante de las niñas y reflexioné sobre lo sucedido. Aunque una cosa no quita la otra y podría haberme regalado algo sin demasiada dificultad, lo cierto es que también tenía sus motivos para no hacerlo.

 

¿Cómo lo gestionamos/solucionamos?

 

Por suerte (y con esfuerzo, empeño y cariño) nos conocemos bien, y sé que él no le da gran importancia a este tipo de detalles. Así que no puedo analizar lo sucedido exclusivamente desde mi óptica porque me equivocaría y sería injusta en mis conclusiones.

Mi chico guapo se levanta cada día pensando en mí y en nuestras hijas. Participa todo lo que puede y más en este proyectazo común en el que nos hemos embarcado (en las cargas del hogar y el cuidado de las niñas) y es tremendamente cariñoso con nosotras.

Eso son «te amo» pronunciados con hechos y a diario. Insisto en que no está de más añadir detalles en ocasiones especiales, pero pasó lo que pasó y en frío lo entendí perfectamente. Aprender a desdramatizar es vital para el buen pulso de una relación. A mí esto me ha costado un proceso, no os creáis…Pero cuando lo consigues, facilita muchísimo todo.

Francamente, si ocurriera al contrario, y se esmerara en grandes sorpresas sólo en fechas señaladas pero no contara con su amor incondicional en el día a día, no me haría ni pizca de gracia. Puestos a elegir me quedo con mi Fermín tal y como es, con sus meteduras de pata y su grandeza. Con su amor cotidiano y sus «sorpresones» cuando le cuadra.

Todo este rollo es por si a alguna os sirve. Me haría muy feliz si así fuera. Sabéis que me duele especialmente el elevadísimo número de rupturas matrimoniales y crisis familiares varias que suceden hoy en día. Y no es que esta anécdota supusiera un «terremoto» en mi matrimonio. Pero sí sé que de pequeñas meteduras de pata de este tipo, acumuladas y sin dialogar o resolver, vienen grandes dramas…

Analiza las situaciones teniendo en cuenta su mirada, su forma de ver el mundo. Para ello, es imprescindible conocerse y conocerle y por supuesto «darse a conocer» y hacer por conocerle. Espero que se entienda el juego de palabras.

Respira hondo antes de «lanzar un misil», coge tu emoción, valídala, date permiso para sentirte mal. Pero, lo antes que puedas, pon cabeza y analiza también «en frío» la gravedad del asunto, las circunstancias que lo acompañan y piensa si realmente lo que ha sucedido es tan grave como para que valga la pena poner un muro entre tú y la persona a la que amas.

No tires por tierra el amor que se ha ido construyendo en el día a día por una metedura de pata puntual que a ti también te gusta que te perdonen 😉

HÁBLALO. Cuéntale, cuando estés más tranquila, cómo te has sentido y qué conclusiones has sacado. Expresa lo que esperas de él o lo que esperabas y acordad cómo podéis hacerlo mejor en otra ocasión similar. Ríete un poco con él. Sienta de maravilla.

Tengamos en cuenta por favor que nadie es perfecto. Las relaciones tampoco. Que no os vendan la moto. Nosotros también «perdemos los papeles» en ocasiones y nos gritamos, discutimos, gestionamos regular según el momento…Pero intentamos que ésta no sea ni mucho menos la tónica habitual de nuestro matrimonio.

Es la empresa más importante de nuestra vida y vale la pena cuidarla minuto a minuto.

Lo dicho, mi marido no me regaló nada por Reyes y hoy estamos más unidos 😉 ¿A que ahora lo entendéis perfectamente? Nos leemos pronto, chicas. Un abrazo fuerte a cada una y ánimo con todo.

¡Feliz año nuevo!

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2 comentarios en “Mi marido no me regaló nada por Reyes y hoy estamos más unidos”

    1. Hola Cristina!! Ante todo mil disculpas por el tiempo en contestarte. He tenido problemillas con el servidor y mucho jaleo estos días. Pero me hace muy feliz tu comentario. Me alegro de que te haya gustado el post :). En cuanto al mundo «drama queen», te escribe una que lo ha sido mucho tiempo (hay que quererse como uno es), pero que está aprendiendo a gestionarlo. Sé puede! Un abrazo inmenso

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