A estas alturas de la vida, todas somos conscientes de que la sociedad nos embauca con sus cantos de sirena. Nos provoca sentimientos de culpa y frustración por no alcanzar unos cánones de perfección que, supuestamente, son reales. Pero lo cierto es que sencillamente son imposibles.
Y aunque lo sepamos, sin darnos cuenta nos siguen afectando esas ideas y presiones utópicas. Aunque esta realidad se materializa en muchos aspectos, en nuestro papel de madre es especialmente acuciante. A veces nos persigue el miedo a que nuestros hijos no sean felices por nuestras torpezas, fallos o imperfecciones. Leer más